Los ciudadanos se cansan de promesas vacías y burocracia corrupta. ¿Es esta la Cuna y Capital del Arte Negro que queremos?
El 2024 parece ser el año en que la paciencia de los cañetanos se agotó, y no es para menos: la mediocridad de las autoridades locales ha alcanzado niveles insostenibles. Desde el gobierno regional hasta la municipalidad, los ciudadanos coinciden en que los actuales gestores no son más que una plaga de mediocridad, egoísmo y ambición desmedida.
¿En serio estamos hablando de «liderazgo»? Los habitantes de Cañete, la histórica Cuna y Capital del Arte Negro, están viendo cómo la gestión pública se ha convertido en un desfile de funcionarios incapaces, más preocupados por llenarse los bolsillos que por mejorar la calidad de vida de su gente.
«Es como si eligieran a los peores, aquellos que son expertos en ofrecer falsas promesas y vender su dignidad por migajas», señala un vecino harto de tanta impunidad.
El panorama no mejora al ver que, entre llantos y promesas de cambio, lo único que se consigue es un caos de desorden y corrupción disfrazados de «trabajo comunitario». El mensaje es claro: necesitamos personas auténticamente honestas, no más farsantes que sólo buscan mantener su poder a costa del pueblo.
¿Hasta cuándo vamos a permitir que el egoísmo y la falta de valores sigan gobernando? Cañete, el Perú, y el futuro de las próximas generaciones lo exigen. Basta de gobiernos corruptos, basta de mediocridad.