Celebrar o sobrevivir: cuando las fiestas terminan en caos y descuido

En Cañete – el distrito de Imperial cumplió 115 años de creación política, pero no todo fue alegría ni motivo de orgullo. Lo que debió ser una celebración memorable terminó dejando un sabor amargo entre los vecinos. Durante más de una semana de «festejos», el distrito se convirtió en tierra de nadie: borrachos tambaleantes, malvivientes campando a sus anchas, y un hedor indescriptible de orines y heces adornaron la otrora Plaza de Armas.

La gestión del alcalde Carlos Yauricasa Tipiani queda bajo la lupa, más criticada que celebrada. ¿Cómo puede un distrito que fue capital comercial convivir con este nivel de desidia? “Se gobierna como se vive”, murmuraron los vecinos, apuntando que el alcalde, no es más que un eslabón en una cadena de gestiones fallidas, tan inútiles como decorativas.

Entre el sarcasmo y el enojo, las voces ciudadanas fueron contundentes: “Elegimos a bazofias políticas, unas más refinadas que otras, pero bazofias al fin”. Y razón no les falta: en lugar de progreso, parece que solo hemos comprado más desorden y vergüenza.

Así que, ¿qué nos queda? Tal vez un manual de gestión para alcaldes: capítulo 1, “Cómo convertir fiestas en caos”. Mientras tanto, la Plaza de Armas sigue esperando una limpieza… y los vecinos, una verdadera gestión.

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